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La marcha de anoche sirvió para muchas cosas, pero en lo vinculado a los medios de comunicación fue una oportunidad única para escuchar en primera persona relatos de víctimas de la inseguridad, esperancinos de carne y hueso que padecieron el avance de los delincuentes y decidieron decir basta para que la realidad empiece a cambiar.

No necesitamos insistir, con preguntar si querían hablar, decenas de hombres y mujeres contaron sus penurias a Esperancino.com.ar. En este caso no nos importan sus nombres y apellidos, sí su experiencia, el dolor que sienten porque les invadieron la privacidad y, en especial, nos interesa escuchar sus deseos de gritar bien fuerte que de nada sirve quejarse desde el sillón de una casa… Para modificar las cosas hay que involucrarse y ellos lo hicieron.

«Mi hijo estaba durmiendo con su esposa y escuchó ruido, al levantarse encontró a un pibe descalzo y completamente drogado que no se podía tener en pie pero le estaba llevando el celular y la billetera.

La policía detuvo al muchacho y recién a los 10 días le devolvieron a mi pibe las cosas que el delincuente quiso robarle, pero lo lindo es que el ladrón a las tres horas andaba por la calle como si nada… Lo cuento porque no podemos echarle toda la culpa a la policía, también la Justicia tiene que hacer su trabajo».

«Salí dos horas y cuando regresé me habían violentado una ventana que da al patio y revolvieron todo, se llevaron oro, dinero, un celular y dos tablets. Al poco tiempo me enteré que estaban vendiendo una tablet igual a la mía por Facebook y cuando fui a verla comprobé que se trataba de la que me habían sustraído. El que la tenía me aseguró que la compró de buena fe, pero me quedaron muchas dudas. Finalmente la policía hizo su trabajo y terminé recuperándola, pero Esperanza está mal, no es la de antes».

«Como regalo de Navidad me robaron el 24 de diciembre en barrio Sur, un día antes de que le roben a mi hija. Salía de casa para saludar a mi papá y me esperaron, estuvieron toda la tarde ahí, no los vi porque había muchos autos, pero cuando puse llave y me quise dar vuelta me encañonaron con un revolver, eran dos motos con tres vagos. Me sacaron la cartera.

Hice la denuncia y un día me mostraron la cartera toda quemada y el revolver que usaron los ladrones, pero nunca me aclararon si habían agarrado a los delincuentes. La misma noche, en la esquina de casa, le robaron dinero a otra gente».

«Entre las 3 y las 4 del 24 de diciembre de 2016 entraron por la ventana y nos robaron nuestras pertenencias, entre ellas una cámara profesional y dinero en efectivo, eso fue lo inmediato, porque con el tiempo nos dimos cuenta que faltaban los celulares, la notebook y otros elementos.

Llamamos a la policía y realizamos una declaración, pero nos exigían que fuéramos al Comando, aunque yo estaba en shock y realmente no podía… Cuando pude ir me dijeron que no me podían tomar una declaración ampliada porque no estaban los policías que nos habían atendido al principio, después fui de nuevo y no me hicieron caso. Terminaron recuperando algunas cosas, pero no me las devolvieron porque dijeron que las iban a usar como prueba».

«Soy de barrio Oeste, el 26 de noviembre me entraron a robar, salí una hora y media de mi casa, y pudieron ingresar por donde guardo el auto, después pasaron por una ventanita del baño.

Se llevaron celulares, dinero en efectivo, zapatillas y rompieron las puertas, hicieron un desastre, estuvieron en mi cama… Es una impotencia terrible. Ahora no queremos dejar la casa sola, pero el tiempo irá curando todo despacito.

Tres veces nos robaron y creo que con estas marchas se puede lograr algo positivo, con un granito de arena todos juntos llegaremos a buen puerto».

«Dentro de poco se cumplen dos años que me robaron en mi casa entre las 20:15 y las 21:15 que regresé. Todavía estoy esperando que la policía me diga en qué situación se encuentra la denuncia que hice. Por eso decidí hacer las manifestaciones y hablar con los medios, quise denunciar la corrupción que ahora se descubrió. Sería bueno que empiecen a revolver y analicen cómo actuaron en los últimos diez años. Que desvalijen tu casa te cambia la vida, es algo desagradable y muy duro».