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La historia se produjo en el «Centro comunitario N°6 Nuestra Señora de Fátima de Educación de Jóvenes y Adultos» de Concordia, donde el profesor Paulo Tisocco acarició la espalda de Danilo, un niño de 3 años que se durmió en la mesa que ocupa su mamá Alejandra para tomar las clases.
El propio profesor compartió la foto en su red social de Facebook, con un comentario en el que expresaba su satisfacción por aquel momento especial vivido mientras se encontraba dictando sus clases en el mencionado establecimiento educativo.
En su posteo, Tisocco expresó «Y mientras la mamá aprendía y el profe daba la clase, el Principito se tomó una siestita».
El docente contó que tiene un imán especial con los niños, y que «siempre las mamás van con sus hijitos a la escuela», por ese motivo, «nosotros hacemos de docentes y niñeros», sostuvo.
El profesor reveló que «esa situación ya nos tiene a todos acostumbrados, porque convivimos con papás y mamás todo el tiempo».
Describió que «en el aula, por ejemplo, hay cinco nenitos», entonces «uno de los docentes que estamos ahí se encarga siempre de entretener a los niños para que los padres pueden aprender».
En el caso de «el Principito», como lo apodó Tisoccol a Danilo, el pequeño de la foto, «tiene tres años, pero hay bebés recién nacidos, de un añito, o chicos de 5 u 8 años que van con sus padres porque no lo pueden dejar en la casa».
Finalmente dijo que esta práctica es cada vez más común y que desde la escuela «la hacemos de corazón, porque sabemos que la nueva modalidad de clases a jóvenes y adultos tiene esa faceta».
Sin lugar a dudas se trata de uno de los tantos ejemplos de docentes que sienten en el alma lo que hacen y se comprometen mucho más allá de sus obligaciones con tal de educar mejor. Para aplaudir.