Se llama Fortem, que en latÃn significa valiente y la impulsa Gonzalo Juri, un adicto recuperado que ya trabaja en estas temáticas, a quien acompañan varios profesionales. Necesitan conseguir una vivienda grande o ayuda para afrontar el pago del alquiler de un inmueble.
Fue uno de los primeros en animarse a contar su experiencia de vida luego de tocar fondo por culpa de la droga. Después Gonzalo Juri comenzó a colaborar con mucha gente que padece este flagelo y su tarea en Cambio de Hábito, una asociación civil presente en distintas ciudades, lo llevó a comprometerse aún más, por lo que acaba de formar una ONG que pretende «tenderles una mano a chicos en situación de calle, a quienes están golpeados por las adicciones o por culpa de diferentes problemáticas familiares», expresa.
«La terminamos de armar y lleva como nombre Fortem, que en latÃn significa valiente. Abordaremos lo vinculado a las adicciones pero también ir un poco más allá, por ejemplo en todo lo competente a salud mental.
Trabajamos hace años desde la Iglesia Visión de Futuro con un taller que se denomina Camino de Esperanza, destinado directamente a familiares de adictos y a consumidores, a quienes les damos contención, enseñanzas en cuanto a la prevención y educación respecto a esta problemática. Ahora apuntamos a algo superador en el abordaje», expresa Juri.
– ¿Sumarán profesionales a la tarea dentro de la ONG?
– Nos enfocaremos en lo espiritual y profesional, tenemos un equipo interdisciplinario que incluye a psicólogos, psiquiatras, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, son compañeros de trabajo de Santa Fe y otros de Esperanza.
– ¿Qué les falta para empezar a recibir gente?
– Es fundamental conseguir una casa que posea las dimensiones necesarias para ser habilitada como centro de dÃa, tiene que ser una vivienda bastante amplia, si alguien nos puede ayudar con el lugar o se puede hacer cargo de parte o de la totalidad del dinero para que podamos afrontar un alquiler será bienvenido. La idea es brindar un servicio completo las 24 horas porque asà lo demanda la realidad de nuestra ciudad.
– Fuera de lo que es el inmueble, ¿cómo financiarán el funcionamiento de este centro de dÃa?
– Planificamos hacer convenios con las obras sociales y también como asociación civil sin fines de lucro podemos recibir aportes de cualquier estamento del Estado, del ambiente empresario y de las personas que puedan y deseen dar una mano con esta iniciativa que busca contener lo que ya es una situación compleja.
– Para que la gente entienda, se acerca por ejemplo una madre desesperada porque su hijo está envuelto en el flagelo de la droga, ¿cuáles serÃan los primeros pasos?
– Inicialmente a todo el núcleo cercano le pedimos calma, tranquilidad, porque en la desesperación las cosas se entorpecen y no se puede avanzar. Luego analizamos con los profesionales si estamos en condiciones de admitir el caso, si nos corresponde tomarlo o debemos derivarlo hacia otro lado; definido esto comenzamos a trabajar en lo relacionado al desprendimiento familiar, porque en la mayorÃa de las situaciones existe un trasfondo familiar, un inconveniente en los vÃnculos.
Generalmente empezamos a buscar afuera la raÃz de lo que ocurre y no podemos ver el conflicto en su totalidad, porque la base se encuentra en el seno familiar.
Al consumidor le damos contención, lo convocamos para entregarle amor y no rechazamos la conducta que él tiene. Necesitamos que se sienta cómodo y se pueda abrir, porque al lograrlo vamos comprendiendo de qué forma piensa, cuáles son los factores externos que ocasionan esa conducta en él, sea robar, consumir, aislarse de su familia y de su hogar, no ser funcional en la escuela, en una institución deportiva o donde sea.
Cuando la persona tiene apertura, lo que llamamos conciencia de enfermedad, es diferente, empieza a sacar a la luz las cuestiones que lo han afectado y en base a eso entra a tallar un trabajo terapéutico y disciplinario junto a la contención.
Lo abordamos con profesionales, psicólogos y psiquiatras, y el lado espiritual con la palabra de Dios también está presente.
Â
Inclusión, el último paso
– ¿El paso final de un adicto es darle un horizonte, una oportunidad dentro del mercado laboral para que pueda llevar una vida normal como el resto de los habitantes?
– Sin lugar a dudas, inicialmente trabajamos en la conciencia de la enfermedad y en poder restablecer vÃnculos y lazos afectivos, luego lo preparamos para encarar un proyecto de vida, indagamos sobre habilidades y sueños, al encontrar ese camino nosotros lo acompañamos con el objetivo de golpear puertas para que la sociedad le permita insertarse.
Â
Sin vueltas
– ¿El crecimiento de los pedidos de ayuda fue lo que los llevó a darle mayor impulso a la tarea que hacen respecto a las adicciones?
– SÃ, la demanda es muy grande en la ciudad y sigue aumentando, no sólo recibimos directamente a los chicos o a sus familiares, sino que desde distintas instituciones nos llaman para enviarnos gente que atraviesa estos problemas.
– Usted conoció muy de cerca el oscuro mundo de la droga, ¿en qué situación está la ciudad respecto a este tema y sus consecuencias sobre los consumidores, es gravÃsima, apenas grave o controlable?
– Es gravÃsimo en el paÃs, en la provincia y también en la ciudad lo que nos está pasando a nivel familiar, con vÃnculos que se rompen o no son los apropiados y ante esto lamentablemente los que van creciendo, los que nos miran desde abajo, empiezan a sufrir y a buscar vÃas de escape afuera, y en la sociedad de consumo hay de todo, entre eso el narcotráfico y otras cosas que no pasan por la cocaÃna y la marihuana, sino por diversas pastillas, el alcohol, la pornografÃa, el juego clandestino… Cualquiera que enfrenta un problema y sale del cÃrculo de contención encuentra a disposición todo lo que le termina generando placer, cuando en una relación sana al placer lo tenemos que hallar en la familia.
Â
Para colaborar con el proyecto
Gonzalo Juri habitualmente interactúa con Promoción Social del municipio y diversas instituciones que lo convocan o consultan por temas de adicciones, pero esta vez como el proyecto es más ambicioso y estamos convencidos que será de gran utilidad necesita la ayuda de todos, empezando por la clase polÃtica, que deberÃa rápidamente acudir al pedido de colaboración.
También pueden sumarse vecinos o empresarios, pero insistimos que los primeros que tienen que decir presente para en definitiva tenderles una mano a cientos de jóvenes adictos y sus familiares que hoy casi están a la deriva son los dirigentes locales, regionales y provinciales, sin ningún tipo de mezquindades.
Ojalá asà suceda, seremos los primeros en reflejarlo. El teléfono de este joven esperancino comprometido con la comunidad es 0342 – 155946860.
Â
Gentileza: Edición Uno.