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Lucas Matthysse volvió, ganó por nocaut y dejó una muy buena imagen

Fue noticia deportiva del fin de semana, Lucas Mattysse volvió a los primeros planos del boxeo internacional después de un año y medio lejos del ring. El destacado púgil que mantiene una estrecha relación con Esperanza, ya que su padre es oriundo de nuestra ciudad, fue muy superior a su rival y mostró señales de su mejor versión.

Después de 19 largos meses el chubutense volvió a subirse a un cuadrilátero en este caso en el T-Movile Arena de Las Vegas donde venció por nocaut en el quinto asalto al norteamericano, Emmanuel Taylor.

Con ánimos renovados y exhibiendo una buena forma física, Matthysse demostró que está en condiciones de lucirse en la competitiva categoría welter, donde reinan boxeadores como Keith Thurman (AMB y CMB), Manny Pacquiao (OMB) y Kell Brook (FIB).

En los diecinueve meses que duró el parate, hubo un profundo proceso de análisis y cambios en la vida de Lucas Matthysse. Cansado de estar lejos de su familia, abandonó Junin -residió más de una década- y regresó a Trelew, donde formó un nuevo equipo de trabajo junto a su papá Mario Edgardo, su cuñado Mario Narváes y el profesor Federico Wittenkamp.

Además aquella derrota ante Postol lo obligó a erradicar algunas viejas costumbres en la preparación y a viajar un mes antes del combate a Estados Unidos, donde trabajó con el reconocido entrenador mexicano Joel Díaz.

Sin margen de error, Lucas Martín Matthysse sabe más que nadie que está frente a un momento decisivo de su vida profesional. Lo percibe en la extraña alquimia de un boxeador de elite que fue campeón superligero CMB y que combatió en cuadriláteros de Argentina, México y Estados Unidos. Y entiende perfectamente que el físico, las ganas y la industria boxística le están dando una nueva oportunidad, pero que no tendrán piedad ante otro fracaso.