Increíble «doble robo» de un automóvil se dio en la puerta de una Comisaría de la ciudad de Rosario, cuando el propietario de un Fiat Duna descubrió que el vehículo que le habían sustraído días atrás estaba en ese lugar, pero antes que pudiera recuperarlo ya había desaparecido de nuevo.
Todo sucedió cuando a Carina, la titular del Duna blanco, le robaron el vehículo el domingo en inmediaciones de la cancha de Central. Tras el hecho, radicó la denuncia en la Seccional 8ª.
Días después su cuñado pasó con su camión frente a la Comisaría 16ª y descubrió que el vehículo estaba en la puerta de la dependencia policial, con la consiguiente felicidad que eso le generó avisó enseguida… Imaginaban recuperar el vehículo con el que la familia se manejaba para ir a trabajar o llevar a los hijos a la escuela, entre otras cosas.
“Al ver el auto en la Comisaría mi marido se baja, ingresa y dialoga con los uniformados, quienes no sabían que había en la puerta un vehículo que tenía pedido de captura por robo», contó Carina.
«En ese momento me puse contenta de que lo hayamos encontrado por el sacrificio que implica tenerlo», señaló, y agregó: «Lo bueno es que ni siquiera estaba violentado, tenía todas las cosas adentro».
Posteriormente el marido y su hija fueron hasta su casa a buscar los papeles del rodado y la llave de repuesto… Ya en la Comisaría procedieron a hacer todos los papeles con la idea de recuperar el auto, debido a que habían hecho la denuncia del robo… Tras las firmas correspondientes, salieron a la calle y descubrieron que el Duna ya no estaba, se lo habían llevado otra vez.
Previo a eso, al cuñado de Carina «lo acompañó un oficial de policía hasta la calle donde estaba el auto para constatar que fuera el vehículo robado y corroborar las cosas que había en su interior», contó la mujer.
Lo concreto es que entre que el cuñado fue a ver el auto y el marido de la víctima firmó los papeles para llevárselo pasaron alrededor de diez minutos. Fue tiempo suficiente para que el delincuente que lo había dejado frente a la Comisaría se lo vuelva a llevar o que los policías le avisen… Al ser consultada sobre cómo se sentía ante esta situación, no dejó dudas. «Tengo una gran impotencia por la impunidad con la que actúan. La Comisaría es un lugar en el que no se puede confiar», argumentó.
«Hay cámaras a veinte metros de la Comisaría, pero igual me parece que no será sencillo conocer la verdad”, manifestó.