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Inseguridad sin fin: más robos de viviendas y motocicletas en nuestra ciudad

El lunes a la noche los amigos de lo ajeno se llevaron una moto en barrio Norte y el sábado a la noche desconocidos forzaron una ventana en General Paz al 4100 para apoderarse de diversos elementos. Ninguno de los hechos fue dado a conocer por la UR XI.

 

Lejos de detenerse, la inseguridad aumenta de la mano particularmente de robos en casas de familia y motos estacionadas en la calle.

Al no existir estadísticas confiables ni información por parte de la Jefatura Departamental no resulta sencillo comprobar hasta dónde llega esta escalada de ilícitos, aunque la misma gente, harta de padecer la situación, es la que se comunica para denunciar como víctima o porque un vecino padeció la presencia de ladrones.

En los últimos días Esperancino.com.ar compartió numerosos hechos cometidos en la ciudad, los que después fueron reproducidos por varios medios de comunicación. Esa información, repetimos, llegó a nuestras manos por comunicaciones de los ciudadanos que encuentran en este portal un espacio que reproduce fielmente, sin compromisos de ninguna índole, sus penurias.

Así también logramos saber que el lunes a la noche hubo un amplio operativo policial en barrio Norte ante el robo de una moto y que, por ejemplo, el sábado un matrimonio joven salió a cenar y cuando volvió descubrió que su vivienda de General Paz al 4100 había sido violentada.

Los malvivientes forzaron la ventana que se encuentra sobre la calle y da al dormitorio principal, una vez adentro revolvieron todo buscando dinero, pero finalmente se llevaron zapatillas y numerosas prendas.

A pesar de existir elementos de más valor, como ser computadora, televisor, etc, sólo robaron esas cosas… La policía recuperó algunas prendas, más que nada sacos, tirados en la zona, los cuales estaban mojados producto de que los ladrones orinaron sobre ellos. Una de las tantas locuras de estos tiempos.

Existen otros detalles que preferimos preservar, pero volvemos a poner el acento sobre la sensación, cada día más latente, de que los que viven del otro lado de la ley disfrutan de un presente bárbaro en Esperanza, mientras la enorme mayoría de los habitantes quedan desprotegidos sin que nadie reaccione… Algo hay que hacer, los especialistas en la materia sabrán cuáles son las medidas adecuadas, pero es indudable que así no podemos seguir como comunidad porque la situación se está desmadrando definitivamente.