Julio Ramón Baucero fue testigo de un accidente de tránsito en ruta 1 el lunes al mediodía. Por causas que aún no se establecieron dos mujeres mayores oriundas de Reconquista perdieron el control del auto y terminaron dentro de una profunda cava cubierta de agua.
En ese preciso momento, en sentido contrario, rumbo al norte, circulaba el mencionado policía que presta servicio en San Javier, quien al observar el despiste detuvo la marcha y salió corriendo sin pensarlo a auxiliar a los ocupantes del vehículo siniestrado. Segundos más tarde se encontró con el desgarrador escenario: el auto hundido en la cava con agua.
«Solo se le veía el baúl a la camioneta. Ahí nomás le hice seña a otros autos que circulaban, me saqué el pantalón, las zapatillas y me tiré al agua», relató el policía de San Javier.
«Escuchaba que las señoras hablaban dentro del auto. Les gritaba que me abran el baúl porque estaba trabado por dentro con cierre automático», continuó narrando.
«Saqué primero a una viejita y la dejé en la orilla, pero me dijo que aún estaba la sobrina adentro…. Estaba en las últimas, porque ya había entrado muchísima agua en el auto. Me prendía de la barra del baúl y metía los pies adentro, hasta que por ahí me agarró. Le grité que no me suelte así la podía sacar, pero cuando noté que me aflojó el pie, que no tenía más fuerzas, me zambullí, la agarré de la mano y la saqué a los tirones. Estaba con los labios morados, la acerqué a la orilla y le hice respiración boca a boca hasta que la recuperé», recordó el policía.
Como siempre decimos, gracias a Dios dentro de una compleja realidad que atraviesa la fuerza en la provincia quedan muchos que visten con orgullo el uniforme y que entienden que lo esencial es la vocación de servicio.
Así como contamos las malas de la policía, también las buenas tienen lugar.