Enorme repercusión tuvo la historia de generosidad, fe y amor que contamos el miércoles a la tarde en este portal líder en información y cantidad de lectores.
Personas de distintos lugares fueron sumando datos y pudimos dar con la mujer de Esperanza que en el año 2022 tuvo un loable gesto en momentos en el cual una familia de San Cristóbal era atravesada por una tragedia… Y las protagonistas de ese suceso, luego de la profunda emoción, dialogaron entre ellas, sumaron detalles y coordinaron un encuentro cara a cara… Fue justo horas antes de cumplirse 3 años de ese contacto fortuito en la capital provincial y de la celebración del Día de la Madre. Misión cumplida para este medio de comunicación.

EL COMIENZO
“Hola, mi mamá está buscando a una señora de Esperanza con quien se encontraron en la sala de espera del Instituto Rizzoli de Santa Fe en octubre del año 2022.
Esta mujer había ido a visitar al Dr. Adrover y le contó que había padecido fiebre hemorrágica. Es lo que ella recuerda. La señora era alta y delgada.
Mi familia estaba atravesando momentos durísimos…no sé qué le contó mi mamá, pero la señora le dijo que abriera las manos y le entregó una medalla de la Virgen Milagrosa y el milagro que le pedimos se cumplió.
Por este motivo primero necesita agradecerle y luego devolverle su medallita… Si nos pueden ayudar estaremos agradecidas, sería muy lindo para mi mamá encontrarla.
Saludos cordiales de Meli, hija de Mirtha de San Cristóbal, Santa Fe”.
Ese escrito nacido en el norte provincial fue reenviado por numerosas personas a nuestra Redacción, conscientes de la llegada de este portal. Y cumplimos, pero más que nada, una vez más, cumplió nuestra amplia audiencia.
De allí a que podamos unir a las partes hubo pocas horas y como consecuencia Mirtha Gervasoni de Abbá, desde su casa en San Cristóbal (a la izquierda en la foto de portada mostrando precisamente la medallita que dio origen a esta hermosa historia), pudo agradecerle el gesto a Claudia Péculo, de nuestra ciudad (a la derecha).
MAS DETALLES
La hija de Mirtha nos contó otros entretelones de ese encuentro que marcó la vida familiar, fue minutos antes de que ambas protagonistas dialoguen por teléfono: “El 19 de octubre del 2022 (el domingo se cumplirán 3 años) mi mamá y esta buena señora se encontraron en la sala de espera del Instituto Rizzoli.
Mi mamá no recuerda bien la conversación que tuvieron, sólo el dato sobre la fiebre hemorrágica que dicha mujer contó que había padecido.
En ese momento estaban operando a mi hermano… Además mi sobrino estaba gravísimo en el Hospital de Niños y mi sobrina había fallecido exactamente una semana atrás…. Fue en un accidente que transformó la vida de todos para siempre.
Mi sobrino estuvo al borde de la muerte durante mucho tiempo y hasta fue trasladado al Hospital Italiano de Buenos Aires… Recién en diciembre de ese año tuvo el alta bajo estrictos controles.
Al final se salvó, era el milagro que todos esperábamos, a pesar de los pronósticos adversos… y estamos convencidos que ayudó ese enorme gesto de amor, porque esa mujer vio mal a mi madre, se acercó, cruzaron palabras y le dijo ‘abrí la mano’ y le dio esa medallita… ¿Saben qué? Hoy en el patio de la casa tenemos presente a la Virgencita… Hay que creer, la fe hace posible hasta lo imposible”.
Del otro lado, aquí en Esperanza, Claudia Péculo, la del enorme gesto que la define como persona, contó a este portal… “Cuando mi hija me preguntó si podía ser yo la que entregó esa medallita enseguida le dije que sí y se me puso la piel de gallina… Que hermosa noticia, saber que la Virgen la ayudó me emociona muchísimo… Estoy muy contenta, siento una alegría enorme”.
La vida nos enfrenta a todo tipo de vicisitudes, pero siempre existe gente buena, generosa, lista para ayudar, escuchar o lo que sea.
Un ejemplo de lo que decimos lo sintetiza esta historia con final feliz, por eso si se cruza con Claudia Péculo en las calles esperancinas, en nombre de la vida y las personas de bien, dígale gracias, quizás a cualquiera de los que leemos estas líneas nos pueda tocar algún día estar en el lugar de la familia oriunda de San Cristóbal y vamos a necesitar “un Ángel” que nos dé una palabra de aliento o una medallita.