Desde 2002 hubo 65 miembros de la Iglesia denunciados por abuso, entre ellos Brizzio

La agencia de noticias Télam elaboró un informe que desnuda este costado oscuro, aunque sólo tres religiosos fueron expulsados del sacerdocio. Al padre Luis Brizzio primero lo ocultaron y después lo protegieron. En la actualidad desarrolla su tarea pastoral con normalidad.

 

La Iglesia argentina agregó un nuevo pedófilo a su extensa historia de abusos contra menores al conocerse la denuncia contra el cura Carlos José, quien acaba de renunciar al sacerdocio, con lo que ya suman 65 los miembros denunciados por abuso sexual desde que en 2002 estalló el escándalo del cura Julio César Grassi.

De esta manera, en Argentina más de cuatro curas son denunciados, en promedio, cada año por haber cometido abuso y de todos ellos, hasta ahora, sólo tres fueron condenados con la máxima pena dentro de la Iglesia, la expulsión del sacerdocio.

Dos mujeres contaron los abusos a los que las sometió el ex sacerdote José cuando eran menores hace más de una década, según una investigación del canal TN. El cura, quien se desempeñaba en el colegio San Francisco Javier, en la localidad bonaerense de Caseros, está acusado por los delitos de abuso sexual simple y agravado.

Desde la Fiscalía de San Martín que lleva adelante la investigación dijeron que hasta ahora no habían podido informar al sacerdote sobre la imputación en su contra, pero el vicario de San Martín confirmó a esta agencia que el sacerdote presentó su renuncia como párroco de San José Obrero, una parroquia ubicada en el mismo predio del colegio.

"La renuncia es al estado eclesiástico, significa que no puede ejercer el ministerio ni depende de ningún obispo. En términos populares, deja de ser cura", aseguró el vicario de San Martín.

Sin embargo, Carlos Lombardi, especialista en derecho canónico, señaló que la medida no garantiza que José no vuelva a ejercer como sacerdote. "Esto no significa que alguien lo controle, nadie puede garantizar que no aparezca dando misa en Brasil. La Iglesia no muestra ninguna evidencia ni de que él haya presentado la renuncia ni que el obispado la haya aceptado, es una falacia", dijo Lombardi.

El abogado consideró que este tipo de medidas "se toman cuando ya no lo pueden defender más, cuando la situación se les hace insostenible".

En mayo, Télam publicó una investigación exclusiva en la que constató que al menos 62 miembros de la Iglesia -59 sacerdotes y 3 monjas- habían sido acusados a lo largo de los 15 años que transcurrieron desde que se conocieron las primeras denuncias contra Grassi. Pero en apenas dos meses, otros tres curas se agregaron a la lista. Se trata de Ezequiel Maggiolo, párroco de Monte Vera, en Santa Fe, quien fue apartado del cargo por monseñor José María Arancedo por acosar a una chica de 16 años por Whatsapp.

El segundo caso fue el de Luis Bergliaffa, acusado por haber abusado de una nena de diez años en Córdoba, y a quien el Vaticano le aplicó una pena de diez años durante los que no puede actuar como sacerdote. Sin embargo, el cura fue descubierto trabajando en la sede del obispado del Alto Valle.

En abril último, dos mujeres se presentaron en la UFI 14 de San Martín para denunciar los abusos a los que habían sido sometidas por José, quien renunció al sacerdocio hace dos semanas atrás, según informó el obispado. En uno de los casos, Mailin, cuyo calvario comenzó cuando tenía diez años, denunció que José la abusaba en un sótano y la obligaba a sentarse en sus rodillas cuando se confesaba para tocarle las partes íntimas.

Consultado por Télam, el vicario de San Martín precisó que "toda esta situación fue llevada al fuero penal, en la UFI 14 (a cargo de la investigación), lo cual facilita que la acusación pueda explayarse y que el acusado pueda ejercer su defensa".

Según González el obispado tenía "mínimo contacto" con el cura y era "por cuestiones puntuales". Además dijo que hacía un año que el sacerdote tenía una licencia: "Estaba en un año sabático. En cuanto falleció el papá hizo ese pedido", señaló el vicario, quien informó que desde entonces dejó de dar misas en la parroquia San José Obrero que funciona en el mismo predio del colegio donde habrían sido cometidos los abusos, en el partido de Tres de Febrero.

Hasta hoy sólo tres religiosos fueron expulsados del sacerdocio, son Miguel Ángel Santurio, de Misiones, y Cristian Gramlich y José Mercau, de San Isidro.

 

En Esperanza

El caso de abuso que involucró al padre Luis Brizzio fue noticia a nivel nacional, pero también estuvo envuelto en un sinnúmero de irregularidades: inicialmente la Iglesia intentó negar la realidad diciendo que dejaba la Basílica por "un cuadro de estrés", después lo protegieron al enviarlo a un lugar de aislamiento, pero desde allí hablaba por teléfono y enviaba mails a varios esperancinos, y finalmente en el propio fallo del Arzobispado nunca negaron su culpabilidad, pero para protegerlo de un juicio civil millonario adujeron, increíblemente, que "al momento de los hechos el denunciante era menor de edad, por lo cual no se puede hablar de abuso de menores".

Insólito pero real, porque aun siendo mayor la víctima, algo sobre lo que hay pruebas de todo tipo que demuestran que tenía 17 años, eso no exime de culpabilidad a un sacerdote que debía ser ejemplo de conducta... Es más, en su defensa Brizzio habría aducido que mantenían una relación sentimental, algo también prohibido por la propia Iglesia.

Pero así y todo las autoridades dejaron pasar el tiempo y como se fue de la ciudad, a escondidas, Brizzio llegó a San Javier y lleva una vida normal en el templo de esa ciudad y dentro de la comunidad.

No existió castigo a pesar que reconocieron el vínculo con el joven que lo denunció por abuso. Su estrecha relación con monseñor Arancedo lo salvó de todo.

 

Fuente: Télam y Esperancino.com.ar.