La información fue adelantada el viernes por Edición Uno y en las últimas horas llegó la ratificación: en JK Kilgelmann se cansaron de las demoras y compraron un terreno en Avenida Argentina y ruta 6, donde construirán un supermercado. Bronca en el “Santo” por la oportunidad perdida.

Parecía que era la solución a muchos de los males que aquejan a San Lorenzo, que debe lidiar a diario con la falta de espacio, instalaciones obsoletas y falta de dinero para introducirle mejoras al histórico predio de Avenida Los Colonizadores.

Sin embargo distintos contratiempos -la mayoría vinculados a las objeciones y exigencias impuestas por un puñado de asociados- fueron alargando los plazos y la paciencia de los representantes de la empresa santafesina JK Kilgelmann llegó a su fin, por lo que empezaron a buscar alternativas, porque la decisión de desembarcar en Esperanza estaba tomada.

Casi en un abrir y cerrar de ojos apareció la propuesta de un amplio lugar ubicado en una esquina importante de la ciudad y el acuerdo llegó rápido, por lo que ya escrituraron la propiedad enclavada en Avenida Argentina y ruta 6. Allí empezarán en breve a verse trabajos para construir una sucursal de la mencionada cadena supermercadista.

Malestar

Para colmo de males buena parte de la dirigencia de San Lorenzo se enteró de estas novedades por Edición Uno, lo que puso los nervios de punta a más de uno.

Por ahora nadie quiere realizar declaraciones ni lo reconocerá en público, pero no son pocos los que todavía están golpeados al caerse esta oportunidad que le hubiese permitido a la institución armar un moderno complejo completamente nuevo con todas las comodidades a cambio de entregar las viejas instalaciones.

Están convencidos que un pequeño grupo de socios es responsable de lo ocurrido porque cada vez que estuvieron a un paso de firmar el acuerdo con JK Kilgelmann reclamaron más cosas antes de permitir que el club avance con este proyecto.

Es más, consideran que a ellos no les interesaba la idea, motivo por el cual hicieron lo imposible para abortarla. Ahora, descartada la venta, no son pocos los que entienden que deberían entregarles el manejo de la institución a quienes se negaron a cambiar de lugar, “así se darán cuenta el mal que le causaron a la institución porque acá hay que pelearla todos los días para subsistir y con instalaciones que por más que las mantengamos muchas cosas ya no sirven, estamos estirando la agonía, como hacen muchos”, confió un miembro de comisión directiva, quien agregó: “Siempre se oponen a todo, pero a la hora de poner el hombro o cuando las papas queman nunca dicen presente, desaparecen”.

¿Llegará el agua al río, habrá bajas en la comisión? Ojalá las diferencias se resuelvan conversando por el bien del “Santo” y si alguien le hizo mal debería dar un paso al costado.