Luchaba en el Hospital de Niños contra una rara enfermedad y a pesar de las cadenas de oración y del esfuerzo médico, su vida se apagó definitivamente hoy antes del mediodía. Pedro Molina ahora desde arriba seguro agradece la lucha de sus padres y el apoyo de la comunidad.
Existen muchas cosas que a la razón le cuestan entender y sólo se pueden explicar desde la fe.
La muerte de Pedro Molina, el bebé esperancino de un año y medio que peleaba ante una rara afección, es una de ellas, porque antes del mediodía de hoy su vida se apagó y sólo queda el consuelo de que Dios lo necesitaba a su lado, por eso «Pedrito» se convirtió en un ángel que nos mira desde el cielo y sabe del esfuerzo de sus padres y de las cadenas de oración de los vecinos que rogaron por su salud.
Nuestras condolencias a los familiares.