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Atraso y abandono o ciudad progresista, el rol de la Comisión de Patrimonio 

En países del primer mundo es un tema “aceitado”, funciona casi a la perfección y el Estado tiene fuerte presencia, aportando muchos recursos y personal técnico… ¿De qué hablamos?, de la preservación del patrimonio de las distintas ciudades.

En gran parte de Argentina, como tantas otras cosas, este asunto siempre es motivo de discusión y queda -cada vez con mayor asiduidad- prácticamente librado a la suerte de los inversores, porque los controles en la mayoría de los casos brillan por su ausencia.

La realidad de Esperanza es muy distinta: se suman críticas hacia la Comisión de Patrimonio que debe dar el visto bueno, realizar observaciones o directamente rechazar propuestas de renovación de inmuebles de otras épocas.

“Son tiempos muy complejos, pero algunos parece que no se enteraron, están encerrados en una oficina y desconocen la realidad, exigen cosas al estilo Europa, lo que muchas veces hace caer los proyectos y van quedando inmuebles vacíos y totalmente abandonados”, confió un hombre con más de 30 años de experiencia en el rubro inmobiliario local.

Preocupante  

Cuando empezamos a dialogar con distintos actores vinculados a esta problemática nos enteramos de un caso reciente, muy grave, que desnuda que la burocracia o desidia de algunos genera todo tipo de consecuencias.

Logramos saber que en no pocas ocasiones la Comisión de Patrimonio demora “varios meses” su opinión sobre una renovación y en “el mientras tanto”, como sucedió recientemente en el microcentro esperancino, sobre calle Sarmiento, a metros de Plaza San Martín, el inmueble fue usurpado varias veces, tuvo que actuar la policía y también la Justicia.

Fue gente de Santa Fe la que generó daños severos, además ocurrieron cosas realmente desagradables y denigrantes… ¿Cómo terminó la historia? Cansados del tema, los dueños de la cada tuvieron que tapiar todo el frente y realizar otras erogaciones económicas, mientras la Comisión de Patrimonio analiza el proyecto de reforma… Sí, así como lee.

Sobran los ejemplos que demuestran como mínimo lentitud y desconocimiento de la realidad, porque debido a exigencias del Primer Mundo -hasta disparatadas-, numerosas propiedades quedan vacías, nadie quiere invertir y el paso del tiempo genera múltiples consecuencias para los vecinos. 

“No dejan avanzar, quieren la Europa de Las Colonias, mientras demoran en dar el visto bueno varios meses y le van sumando exigencias… Pura burocracia, muchas veces es inviable lo que exigen, además desde una oficina muy cómoda te piden de todo, pero es fácil si se trata de plata ajena.

Está bien mantener los inmuebles que patrimonial y culturalmente son de interés, pero en Europa el Estado te ayuda… Hay que buscar un equilibrio, no pueden demorar 6,7 u 8 meses para dar una opinión, cuidemos lo que realmente tiene valor histórico, pero todo en su justa medida, hoy la zona céntrica está quedando muy vieja, en gran medida, culpa de estas cuestiones.

Nadie se anima a hablar, aunque todos piensan lo mismo, muchas veces te traban los expedientes por temas insólitos o menores, causando pérdida de tiempo y plata, con la inflación que hay imagínense, por eso se caen muchas inversiones”, manifestó uno de los constructores que tiene en su haber decenas de concreciones, quien agregó: “Alguien tiene que ponerle un freno a esto, no es responsabilidad directa del intendente, pero viene de hace mucho y se va agravando, por lo que sería bueno armar una mesa entre todas las partes interesadas para debatir en serio el rumbo de la ciudad”.

“Quieren que se mantengan las casas antiguas y mantener todo, pero es imposible, tendremos una Esperanza cada vez más atrasada o abandonada, fíjense el inmueble de Belgrano y Pueyrredón, investiguen, es uno de los tantos ejemplos, pregunten entre los vecinos los problemas que estas cuestiones acarrean”, manifestó otro hombre que juega fuerte entre los inversores locales.

Queda planteado el tema, nadie habla de dar libertad absoluta, pero es evidente que falta sentido común… Ojalá las partes involucradas puedan discutir sobre cómo permitir el avance manteniendo cuestiones patrimoniales y culturales “lógicas”, porque la ciudad no puede detener su crecimiento.