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A 6 años del femicidio en un pelotero de Esperanza: el relato de un testigo clave

La tarde del 23 de julio de 2016 Adrián Biolatto entró a un pelotero que funcionaba en Avenida Los Colonizadores al 300.

Ingresó mientras se desarrollaba el festejo de cumpleaños de una nena de 10 años y apuñaló a Nadia Schachner hasta matarla. Ella era su ex pareja y dueña del pelotero, tenía 37 años.

Un testigo presencial del hecho había declarado lo siguiente: “Lo veo entrar y lo único que se escucha es que una persona levanta la voz. Ahí es cuando él comienza a apuñalarla. Había otra chica con ella que logró escapar, pero Nadia no. No pudimos hacer nada. Lo único que podíamos hacer era gritarle que pare”.

”No hubo una conversación, no hubo discusión. Fue prácticamente al hecho. Cuando Nadia cae al piso le pegábamos a él con las sillas y él no se protegía, pero no paraba. Estuvo mucho tiempo apuñalándola”, dijo.

El testigo también descartó la posibilidad de que el agresor haya actuado bajo un brote psicótico.

“Me parece que esta persona no está loca. Sabía lo que hacía y miraba lo que tenía que hacer”, aseguró.

“Cuando para de apuñalarla, él levanta el cuchillo y nos mira y ahí es cuando da vuelta el cuchillo e intenta suicidarse. Después que intenta quitarse la vida, se acuesta sobre el piso y ahí logro sacarle el cuchillo y salgo corriendo a la calle. Lo único que pensé era sacarle el arma y que deje de hacer lo que estaba haciendo”, relató a la vez que remarcó que “trabé el picaporte para que no pueda salir. Ahí me mira a los ojos, o sea que no estaba perdido, retrocedió, tomó impulso y rompió el vidrio. Después quedó tirado en la vereda”.

Por otro lado, al referirse a los nenes que estaban presentes en el lugar de los hechos, el muchacho indicó que “en el primer instante los chicos estaban ahí, luego un padre reaccionó y los llevó a un patio”.

“Estuvimos casi una hora para poder sacar a los chicos del lugar”, graficó.

Se quitó la vida
Tras ser detenido Biolatto quiso evitar la prisión y para eso contrató a costosos abogados que intentaron hacerlo pasar por “loco”, que producto de la emoción violenta cometió semejante atrocidad.

A esta y otras estrategias oscuras las denunció el diario Edición Uno oportunamente, como por ejemplo cuando pasó un par de días lejos de prisión, en un lugar al que acudió a realizarse unos estudios.

Allí sin estar esposado, recorrió el lugar, tomó mates y hasta jugó a las cartas.

Al salir a la luz las irregularidades, a la Justicia no le quedó alternativa que trasladarlo a la cárcel de Coronda, más específicamente al pabellón 9, donde perdió todos los privilegios.

Al tiempo, en marzo del 2017, se quitó la vida dentro de su celda.

Lo descubrieron los guardias, quienes aseguran que se ahorcó entre las dos y las seis de la mañana, deprimido porque las condiciones de detención no eran las mismas que en la Alcaidía de la Unidad Regional XI, donde gozó de diferentes beneficios a cambio del dinero que habrían aportado sus allegados.