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Murió en Esperanza la mujer que tenía 110 años: la historia de su vida

Rosa Barbero de Cammisi, conocida por todos como Tita, nació el 15 de noviembre de 1911, y quedó a tan solo unos meses de cumplir 111 años.

Vivió hasta las 110 y murió este viernes en nuestra ciudad.

A modo de homenaje repasamos su historia:

Tita era la quinta de once hermanos que nacieron y se criaron en el mismo pueblo. Allí se casó con Alfredo Cammisi, quien se dedicaba a las tareas del campo y como pareja tuvieron tres hijos; Dorita, y los mellizos Roque y Matilde.

Hasta los 38 años Rosa estuvo en su pueblo natal, Cavour, y luego se propusieron un gran desafío que era trabajar en una ciudad: en 1949 eligieron Esperanza.

La llegada a nuestra ciudad fue como la de todos los que llegan buscando nuevos horizontes y como sucede en la mayoría de los casos; para eso, Tita y Alfredo tuvieron que aumentar las energías. “Tita seguía atendiendo a la familia, pero siempre tuvo ese espíritu emprendedor y sobre todo de ser independiente con sus recursos”, explicó su nieto Victor Sarmiento.

Rosa comenzó a desarrollar actividades y fue una de las primeras referentes del Hospital Italiano.

Ya en aquella época se trasladaba en un Ford 8, siendo una de las primeras mujeres de la ciudad en manejar un vehículo motorizado.

Luego fue por más y decidió hacer su propio emprendimiento y puso una mercería importante en la casa ubicada en la calle Rivadavia 2537, donde trabajó siempre muy bien y tuvo un crecimiento importante el negocio, hasta que cuando alcanzó la jubilación, lo cerró y ese lugar lo ocupó su nieto Tiki.

“Mientras Tita trabajaba con la mercería, Alfredo prácticamente desde sus inicios al llegar a Esperanza emprendió un negocio, la Sodería Cammisi y Longoni, que tantos años sirvió a la ciudad de soda producida con máquinas automáticas, un negocio muy próspero donde también se vendían toda clase de bebidas, incluida la antigua marca Chinchivira”, detalló su nieto.

Hoy la sodería como tal no existe más. De allí surgieron varios emprendedores que en algunos casos siguieron la actividad hasta la actualidad. Según Victor, la relación de Tita con su familia siempre fue muy buena, ayudando al que podía, pero también marcando el rumbo con una personalidad muy potente y teniendo siempre la iniciativa del liderazgo.

“Con sus nietos y biznietos tiene una muy buena relación, en los momentos que se puede ir a visitarla al hogar. Por estos días, le cuesta escuchar pero igual se puede expresar”, había contado en una entrevista su nieto.

“Se puede mantener una conversación con ella sin problemas. Uno le escribe en una pizarra y ella lee y responde”, agregó en ese entonces.

Muchos se asombraban al saber que cumplió 110 años y la gente consultaba si era la mujer más longeva de la ciudad o de la provincia. “Nosotros no sabemos, pero este es un caso real, donde también se preguntan como hizo para llegar así, sin complicaciones, ya que no tiene enfermedades complejas y solo toma una pequeña pastilla para la presión”, explicó en esa oportunidad su familiar con emoción.

Rosa era de buen comer, adoraba las papas fritas, los pororós, el salamín casero, y cualquier comida la comía sin problemas. “¿Cuál fue el secreto de Tita para llegar hasta aquí? Es muy simple para ella, nunca entregarse, siempre salir adelante y cobijarse fuertemente bajo su gran pasión, la pesca”, reveló su nieto.