Los Lanatta y Schillaci: altas penas por tiroteo en la zona

El fiscal general ante el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, Martín Suárez Faisal, solicitó que Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci sean condenados a penas que parten de los diez años en el marco de la causa que investigó el tiroteo con gendarmes en una zona rural de Santa Fe, tras fugarse del penal de General Alvear en 2015.

El pedido del representante del Ministerio Público Fiscal se dio cuando culminó el debate oral y público en el cual los ex prófugos fueron juzgados ante el tribunal de jueces camaristas de Santa Fe conformado por María Ivón Vella, Luciano Lauría y José María Escobar Cello.

El juicio se inició el pasado lunes en el edificio del Tribunal Oral Federal y se extendió, en la etapa de producción de prueba, hasta el miércoles 7 de este mes cuando se llevó a cabo la inspección ocular donde se generó el tiroteo que tuvo como víctima a un comandante de la Unidad de Procedimientos Judiciales de Gendarmería de Rosario, José María Valdez.

Los Lanatta y Schillaci llegaron a juicio en relación a cuatro hechos que le atribuyó en su momento el fiscal federal de instrucción, Claudio Kishimoto, una "tentativa de homicidio", en el caso de Lanatta y robo y daños en el caso de Cristian Lanatta y Schillaci.

 

Caso por caso

En su pedido, el fiscal Suárez Faisal solicitó al tribunal que Martín Lanatta sea condenado a la pena de 12 años de prisión efectiva como autor penalmente responsable del delito de "lesiones graves dolosas doblemente agravadas por ser para lograr la impunidad y contra un miembro de las fuerzas de seguridad" por haber baleado en su brazo derecho a Valdez.

En este sentido el funcionario entendió a lo largo del debate que Martín Lanatta no tuvo la intención de matar al comandante de la fuerza federal. En tanto, también le atribuyó "robo triplemente agravado por ser con un arma de fuego, por ocasionar lesiones y por ser en poblado y en banda. Por último, pidió que se lo declare culpable por el daño ocasionado a la camioneta VW Amarok blanca en la que iban cinco gendarmes que los perseguían tras herir a Valdez.

Respecto a Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, el fiscal pidió penas de 10 años de prisión efectiva por "atentado y resistencia a la autoridad en concurso real con robo y daño agravado por el uso de arma de fuego y ser en despoblado y en banda".

Desde la otra vereda, el defensor de los imputados, Julio Agnoli, de la Defensoría Oficial, solicitó la absolución de los tres argumentando que existió una "necesidad exculpatoria".

El mismo argumento que ya anticipó pedirá el defensor oficial de los imputados, Leandro Miró, en la causa que tienen en la causa que se tramita en la Justicia provincial.

 

En primera persona

Previos a los alegatos, los Lanatta, que presenciaron el juicio por videoconferencia desde el penal de Ezeiza junto con Schillaci, prestaron declaración ante el tribunal y brindaron algunos detalles para esclarecer ciertos testimonios aportados por testigos a lo largo del debate.

Quien primero habló fue Martín Lanatta, el cual aclaró que ninguno de los gendarmes que declararon en la audiencia, es decir Valdez y Encina, tenían chalecos puestos y que dichos elementos, a los cuales dijo conocer hasta quién sería su importador, se encontraban dentro de la Citroën Berlingo de la fuerza la cual fue sustraída para huir del lugar.

En cuanto a la tensa situación de Valdez, aclaró que el gendarme de inteligencia nunca depuso su posición de tiro. "Valdez nos demoró como pudo y no depuso en ningún momento la posición", explicó el reo.

Lanatta aceptó además las preguntas del fiscal, quien lo interrogó en torno a dónde consiguió semejantes armas, entre ellas el FAL, de fuego de tan grueso calibre. "Las armas fueron sacadas del plan desarme", dijo y agregó: "Las saqué como material de pruebas para probar las maniobras del Registro Nacional de Armas".

Aclaró también que una escopeta secuestrada en los procedimientos no era de él y mucho menos de sus compañeros de fuga. "Esa escopeta fue plantada por sectores de Gendarmería", aclaró.

Por su parte, Cristian Lanatta confesó que una heladera que fue ofrecida como prueba a lo largo del juicio no era propiedad de ellos sino que fue propiedad del ingeniero que secuestraron en un campo aledaño a donde surgieron los disparos con gendarmes.

Al ser consultado por qué arribaron en su escape a Santa Fe, Lanatta contó que conocía Santa Fe y que había estado en distintas oportunidades. "Ese lugar lo conozco", dijo en torno al campo donde fueron descubiertos el 7 de enero del 2016.

Tal como indicó en varias oportunidades, el preso reiteró que su escape del penal de General Alvear, el 27 de diciembre del 2015, fue porque existía un plan para asesinarlos. "No fue una evasión, nos fugaron", precisó.

A su vez, resaltó que ellos no participaron del tiroteo en jurisdicción de Ranchos (provincia de Buenos Aires) y argumentó que "necesitaban un hecho trascendente para iniciar una cacería".