La provincia de Santa Fe en el segundo lugar del aberrante ranking de violadores

La Justicia dio un paso importante en la lucha contra los delitos sexuales. Por primera vez se conoce, provincia por provincia, la cantidad de abusadores que tienen condena firme en la Argentina: son 23.461 en total. Cada uno de ellos, libres o presos, con nombre y apellido, ya fue incluido en el Registro Nacional de Datos Genéticos (RNDG) vinculados a delitos contra la integridad sexual. El programa busca recolectar muestras de ADN bajo orden judicial para producir cotejos que conduzcan a resolver casos sin condena.

La provincia de Buenos Aires, con 6.699 violadores y abusadores, encabeza el aberrante ranking provincial, un hecho lógico por su densidad de población y por contar con la mayor población de detenidos en todo el país. Sigue Santa Fe, con 1.312 depredadores sexuales.

El cura, Julio César Grassi, se transformó en el primer sacerdote que debió entregar una muestra de ADN -fue de manera compulsiva, no voluntaria, obligado por una orden judicial tras negarse una primera vez- para el Registro Nacional de Datos Genéticos.

En los últimos 10 años los delitos de índole sexual aumentaron un 100%, no porque los abusadores o violadores se hallan multiplicado, sino porque las mujeres y jóvenes -las principales víctimas- se animaron a denunciar, en parte por la amplia difusión que tiene el tema, y sobre todo por la variedad de herramientas que se pusieron a disposición de las y los violentados por parte del estado nacionales y los provinciales y municipales, un hecho que parecía utópico hace 20 o 30 años atrás.

El Registro cuenta con una base unificada de condenados que permite el entrecruzamiento con las evidencias obtenidas en el lugar del hecho e identificar las coincidencias.

Los perfiles genéticos son almacenados, sistematizados y la comparación se realiza a través del sistema CODIS (por sus siglas en inglés: Combined DNA Index System o "Sistema de Índice Combinado de ADN"), que fue desarrollado por el FBI y permite encontrar las coincidencias entre los perfiles de los condenados.