Este lunes se cumplió un año del femicidio de Agustina Imvinkelried a manos de Pablo Trionfini, quien luego acabó también con su propia vida.
En medio del aniversario, una joven de nuestra ciudad publicó en sus redes sociales un mensaje del que nos hacemos eco para reflexionar.
Textual
¿Qué estoy pensando? Hace un año llorábamos por Agustina, si toda una ciudad sufrió esa perdida, hoy las redes llenas de fotos de una basura que abusó de otra nena. Un año, en el que también sufrimos un femicidio como el de Gabriela, que conmocionó a la sociedad.
Pero, ¿qué hacemos además de compartir cosas en las redes? Pelear entre nosotrxs a ver quién tiene razón, que color de pañuelo es más adecuado, si tenemos que gritar o prender una vela en silencio. No aprendemos, ni buscamos más allá de las diferencias, que esto es una causa común que debería unirnos y hacernos marchar a todos, hacernos caminar con una vela a quienes sientan así, rezar a quienes crean, gritar y putear a quienes así descarguen y se hagan escuchar.
No soy nadie, y como muchas veces me dijeron: «feminista atrás de una pantalla», quizás me falta un poco de valor para ser quien se pare en una esquina y pida a gritos que las cabezas en Esperanza cambien un poco. Solo estoy pensando en esto, porque me duele cada una de las mujeres que ya no están, me duele cada nena abusada, cada piba que no vuelve a casa, cada familia que pierde a un ser querido.
Por Agustina, por Gabriela, por todas las que antes de ellas también faltaron en sus casas.